Así catalogaron el evento los visitantes y espectadores que, a pesar del clima, permanecieron en el aforo y en momentos bajo los aleros del emblemático parque central de Tibasosa.
Y es que la edición 37 del Festival Nacional de la Feijoa quedó ya en la retina de los corazones y en especial, de los que disfrutaron paso a paso el certamen, engalanado por una nómina de artistas que hace mucho tiempo no se veía en el Jardín de Boyacá.
La sala principal de Tibasosa estuvo bellamente acondicionada con el Festival Gastronómico y Empresarial, donde los productores y cultivadores de la feijoa tuvieron espacios dignos y adecuados para la venta de sus productos, y lo mismo ocurrió con el lugar que permitió a los creativos de la culinaria presentar exóticos platillos preparados a base de feijoa.
En las instalaciones de la secretaría de cultura, turismo y deporte, estuvieron exhibidos los instrumentos de los Luthiers que, en esta oportunidad contó con la presencia de Jaime Ochoa, Jairo Calderón y el reconocido constructor de pentagramas Pablo Hernán Rueda, quien de manera generosa entregó al alcalde, y con destino a las escuelas de formación de Tibasosa, un tiple de muy alta gama, para que se continúen y fortalezcan los procesos artísticos de la ciudad.
Desde el momento que se dio inició de manera oficial al evento por parte del mandatario Eduardo Salcedo Velosa y el presidente de la Corporación de la Feijoa Sergio Monroy, las calles y el escenario se convirtieron en una verdadera fiesta nacional, engalanada por una exposición fantástica que protagonizaron los estudiantes del maestro José Orlando López Molina, a quien se le hizo un merecido reconocimiento por los aportes que desde el arte pictórico le ha hecho a la historia cultural de Tibasosa.
Los primeros en hacer su aparición en el escenario fueron los niños llegados de diferentes regiones de Boyacá, Risaralda, Cundinamarca y Santander quienes dejaron perplejos a los espectadores por su madurez artística y que, a pesar de su edad, lograron una fusión perfecta con el grupo base que dispuso la organización para su acompañamiento integrado, en esta oportunidad, por «3/4 de Mi Tierra».
Verdaderos exponentes se pasearon por el escenario del Festival Nacional de la Feijoa, interpretando los acentos del repertorio colombiano, tanto vocal como instrumental, en colosales ejecuciones que arrancaron nutridos y sentidos vivas otorgados a la Orquesta Infantil de Cuerdas Frotadas de Tibasosa, el Coro Sonidos de Amor de Duitama, la Estudiantina “Julio Osorio” del Gimnasio Campestre del Norte de Tunja, Gael Santiago López Colón de Santander, Martín Felipe Ballesteros de Santander, Santiago Moncada de Pereira y “Mariana la Colombiana” de Bogotá quien hizo un sentido homenaje a los artistas con talentos especiales.
Los reconocimientos fueron también para la Fundación Colombia Somos Música de Sogamoso, Encuentros Culturales de Colombia de Tunja y la agrupación “Nueva Herencia” quienes, junto a aventajados vocalistas infantiles, arrancaron sonoras y muy sentidas expresiones de euforia.
El encuentro de cantautores y compositores elevó aún más los ánimos de los asistentes y los versos del maestro Leonardo Laverde Pulido con sus obras convertidas en himnos como “Amo esta tierra”, “Colombia una sola bandera” “Y soy feliz” entre otras, pusieron a corear al unísono a los asistentes que emocionados ponderaron las consonancias de este juglar y algo similar ocurrió con Mario Rincón que presentó un bello catálogo de sus líricas reflexivas.
Javier Peña y su requinto santanero, recordó las icónicas obras de Jorge, Ariza, Luis Lorenzo Peña y Juan Vicente Torrealba, en tanto que el público pedía “Otra” y disfrutaban de las canciones del ayer que se escuchaban por el transistor de pilas pegado a la oreja en los albores del folclor en Colombia.
El homenaje al maestro Pedro Nel Martínez se cumplió con la entrega del decreto y placa de honores expedido por parte de la alcaldía de Tibasosa, por medio del cual se declaró como hijo ilustre del poblado al brillante ejecutante del tiple, quien además de sus interpretaciones en el instrumento nacional improvisó algunas retahílas propias de su otrora personaje “Surrucuca” que hacía en el programa sábados felices en la década de los 70.
Lo mismo hizo el Concejo Municipal de Tibasosa, la Corporación Festival de la Feijoa y la Alcaldía Municipal con el decreto de honores y placas entregados a la familia del pintor tibasoseño José Orlando López Molina, en un emocionante momento en el que se escuchó desde la distancia y el sistema de amplificación del certamen, las sentidas palabras de agradecimiento del pintor y humanista nacido en esas tierras libertarias.
Llegaría el primer Concierto Estelar con Dayane Fagua ex integrante del Dueto Margarita, quien ahora y en solitario, incursiona en las músicas latinoamericanas con un formato imponente donde se destacan los instrumentos de la zona andina y los de los países bolivarianos para rendir homenaje a personajes como Julio Jaramillo y aquellos íconos de la composición que dejaron honda huella en las consonancias del mundo.
Hasta espacio hubo en el concierto de Dayane Fagua para corear el feliz cumpleaños al reconocido presentador del evento Carlos Javier Morantes Niño y con ese fenomenal formato de la vocalista boyacense la noche culminó en tertulia con la entonación de sentidas canciones que enjuagaron los ojos de los que, al calor de un carajillo, disfrutaron de la inolvidable velada «cincuentenaria» en homenaje a Lucila y Flaminio, hijos ilustres de esa comarca.
El domingo los tibasoseños y huésped de la bella villa despertaron con los trinos de aves, bambucos, pasillos y anécdotas dedicadas a Tibasosa difundidas en el espacio «Por Ti Colombia» y transmitidas por La Palestra para Colombia y el mundo, en tanto que los oficios religiosos recordaron a los integrantes de la Corporación de la Feijoa que hoy habitan los espacios celestiales.
Los niños de agrupaciones infantiles y juveniles del “Feijotito de Oro” siguieron engalanando el escenario, y lo mismo ocurrió con la retreta ofrecida por las Bandas Sinfónica Infantil y Marcial de Tibasosa que protagonizaron un sentido y conmovedor instante en el marco de la programación.
Llegaría luego la apertura del «Gran Concierto Colombiano» con las esperanzadoras obras del Dueto Tierra Viva acompañados en esta oportunidad por el Dueto Infantil Arena y Mar, seguidos por el maestro Jorge Zapata y Bibiana Patiño, quienes escenificaron un sentido instante con la magistral ejecución de las canciones del repertorio nacional y los boleros de la usanza, acompañados a todo pulmón por los asistentes. «Que honor verlos y escucharlos tan cerca» decían algunos de los asistentes, ante la emotiva presentación del aplaudido ejecutante de los teclados de folclor colombiano, el antioqueño Jorge Zapata y la voz de su compañera de vida, la manizaleña Bibiana Patiño.
El Cuarteto «Don Arturo» del respetado maestro Germán Moreno Sánchez y sus compañeros Pablo Emilio Sanabria Salamanca, German Chinome y el venezolano Juan Carlos Chacón, arrancaron sonoros aplausos, dado su alto nivel interpretativo y la ejecución asombrosa e impecable de los instrumentos vernáculos al servicio de arreglos contemporáneos de muy alta calidad donde se recuerdan a varios de los precursores del cancionero antológico. Este concierto fue catalogado por los asistentes, «de muy alto nivel académico e interpretativo».
El ambiente hizo cambio de piel con las canciones del ayer en las voces de Fernando Barrera y Milcíades Orozco integrantes del Dueto Orozco y Barrera que, con obras como Pueblito Viejo y otras del cancionero tradicional, volvieron a poner a corear a los asistentes, aquellos versos que hicieron populares a Garzón y Collazos, Zabala y Barrera y Silva y Villalba por mencionar algunos, un dueto tradicional que, en buena hora, ha nacido para continuar el legado de los maestros desaparecidos como «Helio Roberto Zabala Suarez»
Después de escuchar a los juglares del pasado, llegaron al escenario los niños del maravilloso Convite Instrumental Benigno Núñez, virtuosos de la ejecución, comandados por su director Fredy Fonseca Silva.
Este fue un concierto que, aunque pasado por agua, se siguió disfrutando desde carpas, aleros y cuanto «escampadero» hubo, porque la gente permaneció firme disfrutando de las ejecuciones del «Convite» y sus fantásticas glosas interpretativas.
Mireya, Paola y Juan Pablo, integrantes del aplaudido Dueto Primavera siguieron elevando la temperatura de la tarde que ya mostraba el espesor de la noche y con sus jergas costumbristas al estilo sin igual de la segunda voz del Dueto, Paola Becerra, no solamente hubo efusivos aplausos por sus magistrales acoples, sino risas y carcajadas, porque ese es el genuino estilo de este Dueto convertido ya en leyenda de la música andina colombiana.
La agrupación «3/4 de Mi Tierra» que, durante dos días, subían y bajaban de manera constante del escenario, demostró porque fueron llamados por la organización como grupo base, y en un sentido concierto, entregaron creaciones de vieja estirpe con las que florecieron los bambucos fiesteros y las rumbas criollas.
Luego de un periplo muy largo y un tortuoso viaje desde el Cauca hasta Tibasosa por aire y tierra, llegó la voz ensoñadora de Káterin Muñoz «Gran Premio Mono Núñez», quien hizo poner de pie al público en varias oportunidades, espectadores que no aceptaban por ningún motivo que ella se retirara del escenario. La cadenciosa voz de la nariñense permitió al nutrido aforo disfrutar de obras como las creaciones de Héctor Ochoa Cárdenas, Luis Uribe Bueno, Jorge Villamil, Saavedra y los demás compositores del repertorio andino.
La lluvia mermó y como si hubiera sido una orden Divina, el cielo se toldó y la atmósfera cambió de manera repentina para que el público que permanecía entre sus vehículos y bajo los aleros disfrutando del espectáculo, colmaran platea y escalinatas dispuestas por la organización en el parque principal, muy al estilo europeo, cuando los grandes conciertos se escenifican en medio de la imponente arquitectura y los frondosos jardines, como sucedió la noche del domingo en Tibasosa.
Con el aforo «a reventar» y un silencio expectante sonaron las notas del Himno Nacional de la República de Colombia, seguido por las armonías marciales del Himno de Tibasosa y así fue la apertura del esperado concierto “Las Mujeres Cantan al Jardín de Boyacá”.
Con un libreto narrado por el presentador Carlos Javier Morantes Niño, en tono romántico y elocuente, empezaron a aparecer en el escenario una a una las mujeres. Laura Chaparro Nossa fue la primera en anunciar la llegada de coreados bambucos como «Todavía Creo» y «Hay que sacar al diablo», por lo que la respuesta efusiva del público, hizo justicia a su brillante ejecución y a esa cadencia ensoñadora con la que atrapó los corazones del público.
Al escenario volvió la nariñense Katerin Muñoz, pero en esta oportunidad ajustada a las interpretaciones del “musical” cuyo respaldo fue protagonizado una vez más por la Banda Sinfónica Especial de Tibasosa, con arreglos del maestro Germán Moreno Sánchez y la consonancia de canciones que fueron seleccionadas por el productor general del concierto para tan sublime momento. Los asistentes volvieron a estallar en júbilo con la presencia de la nariñense.
El micrófono le fue entregado posteriormente a Belén “La Margarita” quien hizo una arrolladora intervención con las creaciones de María Isabel Saavedra y el jilguero en su garganta salió a susurrar, como tiene ya acostumbrado al público que la aplaude y la admira en cada presentación y en cada sobrada escena en la que pone de rodillas los versos ante su destacada cadencia.
Volvió el Dueto Primavera para cerrar el gran concierto con las obras de Julio Flores y el Himno Popular de Héctor José Vargas, “Soy Boyacense”, un instante muy emotivo que desgrano lágrimas y sonoros reconocimientos en una noche pletórica de emociones, impecablemente clausurada con la interpretación de la Banda Sinfónica dirigida por el maestro Javier Andrés Malagón.
El parque y el escenario reventaron de euforia, tiempo propicio para que el alcalde Eduardo Salcedo Velosa, acompañado por su secretario de cultura, subieran al escenario para entregar hermosísimos racimos de flores, llevados del Jardín de Boyacá a las 5 mujeres que protagonizaron el histórico instante.
Así transcurrió el sublime concierto estelar que fue armonizado luego por los sonidos de la tierra plana y la ejecución de las obras que le cantaron a la llanura con el arpa del “Grammy Latino”, Mauricio Carvajal y una descarga magistral de los sonidos agudos del instrumento colombo – venezolano con el que se expusieron en escena las canciones icónicas del género llanero.
Regresó la lluvia y con el agua que es bendición, la agrupación La Juana cerró la noche para cumplir estrictamente con lo anunciado por la organización en la programación y la voz de Jhoana Brijaldo volvió a entregar sus enigmáticos sonidos en esa cadencia única y particular que la caracteriza, respaldada por un formato instrumental de alegre factura.
El lunes, día de clausura del evento, la danza fue la protagonista y a Tibasosa arribaron las cofradías más importantes del departamento como la que orienta la maestra Felisa Hurtado de Manrique y su destacada Fundación Artística del Tundama, la Fundación Nubalé de Colombia de Omar Avella, la Fundación Aires de mi tierra, las Escuelas de formación en danzas de Paipa, la Fundación Bachué de Duitama y por supuesto los coreógrafos anfitriones de Tibasosa, todos ellos haciendo las más bellas interpretaciones escénicas con las que pusieron a bailar a un público que ovacionó intensamente durante toda la jornada.
Al caer la tarde se realizó la entrega de premios a los protagonistas de la gastronomía, los posters y exuberantes platos y a los expositores que, durante el puente festivo, estuvieron exhibiendo sus productos para el deleite de los paladares de todos los asistentes.
Así fue este Festival que marca una de las páginas más importantes de los 37 años del certamen y que, a decir verdad, contó con un respaldo muy acertado y oportuno por parte de la alcaldía de Tibasosa, quien a través de su mandatario Salcedo Velosa hizo mingas con la Corporación Festival de la Feijoa presidida en esta oportunidad por el magister Sergio Monroy, convirtiéndo la organización en «un solo hombre», para sacar adelante el Festival y registrar el indudable éxito que tuvo el evento.
El aplauso de pie es para todo el equipo de gestores, patrocinadores, cultores y querendones del arte, que tras bambalinas trabajaron como «hormiguitas» para que la programación se desarrollara sin contratiempos y el público disfrutara como realmente sucedió, de cada espectáculo y cada puesta en escena.
El punto quedó muy alto y ahora solo se espera que la organización continúe de la mano de la administración municipal diseñando y estructurando este Festival que cada día se posiciona con más fuerza en el devenir de la agenda cultural anual del país.
“Un inicio de administración que trae buenos augurios para lo que será el desarrollo de la cultura, el turismo y el patrimonio durante el presente cuatrienio en Tibasosa«, ese fue el recurrente comentario de artistas, invitados, público, periodistas y de todos los que pasaron por el «Jardín de Boyacá» para disfrutar de la nutrida programación.
Felicitaciones a la organización conformada por Alcaldía, Corporación y Operadores por unir esfuerzos en beneficio del Festival Nacional de la Feijoa.
